Como decía la canción de los Payasos de la Tele, “atención, atención, zona de curvas” y es que así lo indican todos los datos. Para empezar y lo que más afecta a este sector, las matriculaciones continúan en caída libre y, así, las 59.044 unidades vendidas el pasado mes de octubre, suponen una caída del 20,5% con respecto al año pasado y del 37% con respecto al 2019 y, lo que es peor, deja el acumulado del año en 706.998 unidades, por lo que este año se cerrará por debajo del millón de unidades. Si bien es cierto que el principal motivo de esta bajada se debe al desabastecimiento de semiconductotres que está sufriendo el sector, también habría que tener en cuenta la gran incertidumbre que tiene el consumidor a la hora de decidirse porqué tipo motorzación decantarse ante la falta de seguridad que tiene uno con tantos cambios legislativos e impositivos. Cabe recordar que estos días se está celebrando el COP26 en Glasgow, donde los líderes de 200 países se están reuniendo para tomar medidas contra el cambio climático, que básicamente se centrarán en reducir las emisiones de CO₂ para descarbonizar la economía y alcanzar un mundo cero emisiones en el año 2050 (cabe recordar que en 2019 China fue el principal emisor de gases con efecto invernadero y seguirá siendo hasta 2030, año en el que tiene previsto alcanzar el pico de emisiones). En teoría, el objetivo de llegar a 2050 con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero esta muy bien y es muy bonito, pero esto sin duda va a tener un coste para todos nosotros, que muchos no va a poder asumir (empezando por la compra de un coche eléctrico), situación en la que los que toman estas decisiones no se verán, pues para empezar, han acudido en aviónes privados y se desplazan en coches oficiales.
Por si esto fuese poco, se han confirmado los rumores que venían sonando desde hace tiempo y finalmente el Gobierno implantará peajes en todas las autovías en 2024 en la red de alta capacidad española (autopistas y autovías) según aparece en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a Bruselas
La erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma y el rescate de unos perros rodeados de lava ha dejado en segundo plano la escalada del precio de la electricidad que recordemos, cerró octubre con una media de 200,06€/MWh, con un precio máximo récord de 288,53€/MWh, pero sobre todo, el de la gasolina, del que apenas se ha hablado y que desde noviembre de 2020 los precios no han parado de crecer.Esta alza en sus precios ha supuesto que la gasolina haya alcanzado el máximo desde septiembre de 2013 y el diésel está en máximos desde julio de 2014. Así, a primeros de mes, el precio de la gasolina era de 1,506€/l y el del diésel 1,382€/l frente a1 1,200€/l y 1,085€/l que se pagaba a principios de año o los 1,142€/l y 1,014€/l respectivamente que se pagaba hace un año. Por todo ello, no es de extrañar que el IPC interanual de septiembre subiese hasta el 4%, el nivel máximo desde septiembre de 2008, cuando alcanzó el 4,5%.
Las matriculaciones continúan en caída libre y, así, las 59.044 unidades vendidas el pasado mes de octubre, suponen una caída del 20,5% con respecto al año pasado y del 37% con respecto al 2019 y, lo que es peor, deja el acumulado del año en 706.998 unidades, por lo que este año se cerrará por debajo del millón de unidades
Por si esto fuese poco, se han confirmado los rumores que venían sonando desde hace tiempo y finalmente el Gobierno implantará en 2024 peajes en la red de alta capacidad española (autopistas y autovías) según aparece en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a Bruselas. La intención con este sistema es costear el mantenimiento de la red estatal de carreteras, pues según el Gobierno, de los 24.466 kilómetros de la red estatal de carreteras, 12.000 pertenecen a vías de alta capacidad. Esto genera unos costes crecientes que “no es posible que sean asumidos de manera directa por los recursos presupuestarios”. Por eso, los planes del Ejecutivo pasan por sufragar este mantenimiento con nuevos peajes. Obviamente, estos peajes no sólo afectarían a nuestro bolsillo de manera directa, sino también indirectamente ante un incremento (aún mayor por el coste de la electricidad) de las materias primas que afectaría al precio final. El RACE ya se ha manifestado en contra a esta medida por dos motivos. El primero de ellos hace referencia al argumento esgrimido por el Gobierno para su implantación, que es el de la necesidad de recaudar para sufragar el mantenimiento (el Gobierno cobraría una media de unos 4 céntimos por cada kilómetro, con lo que prevé recaudar unos 3.000 millones de euros anuales), pues el RACE recuerda que los conductores ya contribuyen con unos 30.000 millones de euros a las arcas del estado mediante los impuestos que pagan. El segundo argumento en contra de esta implantación es por seguridad, pues según el RACE, muchos conductores optarán por carreteras secundarias, que son precisamente las que acumulan un mayor número de accidentes mortales en España. Por si todo esto fuese poco, se nos viene encima una crisis de suministros por vía marítima. Y pensar que a finales del año pasado todos teníamos ganas de que se acabase 2020 porque 2021 no podía ser peor..
Portada » Editorial noviembre 2021