El hecho de que este verano se saldase con 90,8 millones de desplazamientos de largo recorrido (43,2 millones en julio y 47,5 millones en agosto), es decir, un aumento del 9,68% con respecto al año pasado y prácticamente los mismos niveles pre-pandemia demuestra que poco a poco la situación se va normalizando y que este año sí hemos podido disfrutar (o al menos de mejor manera que el año pasado) de nuestras vacaciones. Otro dato positivo de este verano ha sido que pese a este aumento en los desplazamientos de largo recorrido, el número de fallecidos en las carreteras ha descendido con respecto a 2020 y 2019 (julio de este año ha sido el mes de julio con menos fallecidos de la serie histórica y en agosto hubo 5 días con 0 fallecidos). Por otro lado, también supimos que durante el primer semestre de 2021, las exportaciones e importaciones de vehículos generó un beneficio a la balanza comercial de 10.076 millones de euros, que supone un crecimiento del 45,5% respecto al mismo periodo de 2020 y del 36% con respecto a 2019, lo que sitúa al automóvil como el producto con mayor aportación a la balanza comercial española. Claro que no todo iban a ser buenas noticias y es que agosto profundizó aún más la tendencia a la baja en las matriculaciones, pues con sólo 47.584 unidades matriculadas, este agosto se ha convertido en el primer mes, después de iniciada la pandemia de la COVID-19, que registra menos matriculaciones que el mismo periodo de 2020, con un descenso del 29% y sólo en agosto de 2013 y de 2011 registraron menos ventas que este agosto.
Para los conductores madrileños la cuesta de septiembre se nos va a atragantar aún más cuando finalmente (si se soluciona lo del Grupo Mixto) se apruebe la nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible, uno de los pilares de la Estrategia Madrid 360, que viene a sustituir al Madrid Central de Carmena que recordemos, fue anulado en febrero por un defecto de forma por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y ratificad posteriormente por el Tribunal Supremo
Septiembre supone además la vuelta a la rutina (esa que durante el confinamiento echamos de menos), pero junto a enero, es temido por la “cuesta” a al que hay que hacer frente tras los gastos del verano y la vuelta al cole, una cuesta que este año se va a hacer más dura, con los precios disparados con el consiguiente impacto en nuestros bolsillos, sirva como dato que el IPC subió en agosto cuatro décimas en tasa interanual respecto a julio y se situó en el 3,3%, el valor más alto desde septiembre de 2012 (3,4%). Ni que decir tiene, que gran parte de este aumento se debe a la subida de los precios de la electricidad, que cerró agosto en máximos históricos y con la previsión de seguir subiendo hasta final de año, situación que además de a los hogares, está afectando a los propietarios de coches eléctricos. Parte de este incremento se debe también a la subida de los derechos de emisión de CO2, la fórmula que encontró la UE para poder cumplir con el protocolo de Kioto que los obligaba a reducir la cantidad de emisiones de CO2 y otros gases efecto invernadero a la atmósfera. Resulta que para poder cumplir con las metas tanto a los países de la UE como a las empresas dentro de cada país, se les asigna un volumen de emisiones y los que no los logran reducir le tienen que comprar estos derechos a los que sí lo consiguen. Pero tranquilos, que el Presidente del Gobierno ya ha dicho que a final de año “se habrá pagado de luz lo mismo que en 2018”, ¿alguien se lo cree? Si echamos un vistazo a la evolución en los precios de la gasolina/diésel, la situación tampoco es mejor para los conductores con un coche con motor de combustión y es que el precio del litro de la gasolina cerró agosto a 1,414€ (0,696€ sin impuestos, cuando el año pasado estaba a 1.159€/litro y en el caso del diésel, su precio a finales de agosto alcanzó los 1,259€/litro (0,661€ /litro sin impuestos) frente a los 1.060€/litro del año pasado.
El hecho de que este verano se saldase con 90,8 millones de desplazamientos de largo recorrido (43,2 millones en julio y 47,5 millones en agosto), es decir, un aumento del 9,68% con respecto al año pasado y prácticamente los mismos niveles pre-pandemia demuestra que poco a poco la situación se va normalizando y que este año sí hemos podido disfrutar (o al menos de mejor manera que el año pasado) de nuestras vacaciones
Portada » Editorial septiembre 2021
Para los conductores madrileños la cuesta de septiembre se nos va a atragantar aún más cuando finalmente (si se soluciona lo del Grupo Mixto) se apruebe la nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible, uno de los pilares de la estrategia Madrid 360, que viene a sustituir al Madrid Central de Carmena que recordemos, fue anulado en febrero por un defecto de forma por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y ratificado posteriormente por el Tribunal Supremo. Decimos finalmente porque para que se apruebe, el PP y Ciudadanos necesitan al menos 3 votos para lograr la mayoría absoluta, votos que vendrían de los cuatro ediles que abandonaron Más Madrid para formar Recupera Madrid y que han pasado al Grupo Mixto, que a día de hoy se encuentra suspendido cautelarmente. Su aprobación supondría la creación de la zona de bajas emisiones más grande de Europa al extender las limitaciones al conjunto del término municipal, con el objetivo puesto en 2025, año a partir del cual ningún vehículo A (sin etiqueta medioambiental dela DGT) podrá circular por Madrid, esté matriculado o no en la capital, una transición que se llevará gradualmente. Esta medida afectaría a unos 114.000 vehículos según datos del Ayuntamiento, cantidad que subiría hasta los 461.000 según datos de la DGT, algo que sin duda nos parece inapropiado teniendo en cuenta los tiempos que corren económicamente hablando. A esto, se suma la creación de una nueva tarifa dinámica del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), que permitiría cobrar en función de los niveles de contaminación. Casi se nos olvida, recordamos que la capital contará en un futuro con un carril bici que transcurrirá por el Paseo de la Castellana, desde la Plaza de Castilla hasta Atocha (13 Km9). En su primera fase (Pza de Castilla-Nuevos Ministerios) trascurrirá por el lateral del Paseo de la Castellana, lo que afectará a las plazas de aparcamiento pues pasarán de ser en batería a ser en línea, con el consiguiente disminución del número de plazas disponibles.