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Editorial junio 2020

Editorial junio 2020

  • El Gobierno de España sigue sin reaccionar para ayudar a un sector que recordemos, aporta un 10% al PIB español y se limita a decir que el ejecutivo “está trabajando de forma intensa” en un plan de impulso al sector.

“Spain is different” decía la campaña de publicidad que Fraga llevó a cabo en la década de los ’60, slogan que bien podría seguir vigente, aunque eso sí, por motivos muy diferentes y es que, si bien entonces tenía un componente positivo, actualmente es claramente negativo por la forma en que el Gobierno está crisis no ya sólo sanitaria, sino también económica. Así, por ejemplo, a diferencia de otros países, los españoles llevamos ya 83 días en estado de alarma o, lo que es lo mismo, 3 meses de confinamiento. A esto habría que sumar su falta de previsión y de reacción económica como ya adelantamos en estas mismas líneas el pasado marzo.

 

Nissan confirmaba el cierre de su planta, medida que afecta a unos 3.000 trabajadores directos y a unos 20.000 indirectos. Menos mal que Pedro Sánchez aseguraba enero que el mantenimiento del empleo en la planta en Barcelona en Barcelona está garantizado

 

Sirva como ejemplo que pese a todas las malas noticias que durante el pasado mes de mayo nos han estado llegado relacionadas SOLO al sector automovilístico, el Gobierno de España sigue sin reaccionar para ayudar a un sector que recordemos, aporta un 10% al PIB español y se limita a decir que el ejecutivo “está trabajando de forma intensa” en un plan de impulso al sector. Mientras tanto, Francia acaba de aprobar un plan de ayudas estales por un importe de 8.000 millones de euros, plan que incluye 1.000 millones para el fomento de la demanda con ayudas a la compra de vehículos eléctricos o híbridos. El objetivo de este plan no es sólo convertir a Francia en líder mundial de producción de vehículos limpios, sino que además, es una clara invitación a los fabricantes franceses para que abandonen la deslocalización y produzcan sus modelos en Francia (recordamos al Gobierno que esto podría afectar a las plantas del Grupo PSA en España por si no se ha dado por aludido). A ello, hay que sumar el drástico plan   de   ajuste   a   tres   años   presentado por Renault: un recorte de casi 15.000 trabajadores y un recorte de su producción en un 20%, medidas que al menos por ahora, no afectarían a sus plantas de Palencia y Valladolid.

 

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Francia acaba de aprobar un plan de ayudas estales por un importe de 8.000 millones de euros, plan que incluye 1.000 millones para el fomento de la demanda con ayudas a la compra de vehículos eléctricos o híbridos

 

En Barcelona, al contrario, se han cumplido los malos presagios y Nissan confirmaba el cierre de su planta, medida que afecta a unos 3.000 trabajadores directos y a unos 20.000 indirectos. Menos mal que Pedro Sánchez aseguraba enero que “El mantenimiento del empleo en la planta en Barcelona en Barcelona está garantizado” tras reunirse en Davos con Jean Dominique Senard, presidente de la alianza Nissan, Renault y Mitsubishi., pero se ve que Janet Sanz, número dos de Ada Colau (dijo que había que aprovechar la crisis del coronavirus para acabar con la industria del automóvil) tiene más peso internacional. ¿ A qué se ha dedicado el Gobierno en este tiempo?, pues muy sencillo, a legislar sobre algo de extrema urgencia: la Ley del Cambio Climático, la cual por cierto y después de todo lo hablado, finalmente no prohíbe la venta de coches contaminantes (gasolina, diésel, híbridos o de gas) para 2040 y sólo se limitará a impulsar medidas para su desaparición. Lo dicho, “Spain is different” y tranquilos que con la vuelta del fútbol, se acabaron todos los problemas.