Para hacer frente a los recortes en el suministro de petróleo debidos a la crisis de Suez de 1956, BMC (British Motor Corporation) buscó la solución en un modelo de dimensiones reducidas pero amplio en su interior, todo ello combinado con un motor de bajo consumo y con un precio muy asequible. El reto encargado al ingeniero Alec Issigonis, finalmente vio la luz el 26 de agosto de 1959 y lo hacía además por partida doble: el Morris Mini-Minor y el Austin Seven, dos modelos cuyos 3,05 metros de longitud eran suficientes para acoger en su interior a cuatro pasajeros y que, además, contaba con un maletero de 195L, todo ello con un precio de 496 libras. Dos años más tarde, en septiembre de 1961 de la mano de John Cooper, amigo íntimo de Alec Issigonis, salió al mercado la variante que sin duda más ha contribuido a agrandar la leyenda del Mini: el Mini Cooper. Primero, equipado con un motor modificado de 1.0 litros y 55 CV, que más adelante daría lugar a la variante Mini Cooper S de 70 CV. Sin duda, tanto el Mini Cooper, como el Mini Cooper S fueron las variantes que más ha contribuido a agrandar la leyenda del Mini, una leyenda que se agrandó aún más cuando en 1964 Paddy Hopkirk y su copiloto Henry Liddon ganaron el mítico Rally de Montecarlo, todo un acontecimiento hasta el punto de que los Beatles y el Primer Ministro, Sir Alec Douglas-Home, enviaron un telegrama de felicitación. Pero ahí no quedó la cosa, pues tanto él como Henry Liddon, y el MiniCooper, fueron invitados al programa Sunday Night del London Palladium, un programa de la ITV con una audiencia que a veces se acercaba a los 20 millones de espectadores. No era para menos, pues pasó a ser un verdadero icono por ser el principal responsable de poner al Mini Cooper en el mapa de las “leyendas de los rallies“, cambiando la imagen del Mini para siempre.
Nacido el 14 de abril de 1933 en Belfast, estudio en el Trinity College de Dublín y,a pesar de tener dislexia, estudió ingeniería sin embargo, no terminó los estudios por aceptar un trabajo en la planta de montaje de Volkswagen en Ballsbridge, a las afueras de Dublín. Debutó en la competición con un Beetle usado con el que ganó una subida en Cairncastle y con otro Beetle compitió por primera vez en el rally del Circuito de Irlanda en 1953. Dos años más tarde, a los mandos de un Triumph TR2, se impuso en la prueba y ganó su primer trofeo Hewison al piloto irlandés de rallies más exitoso del año. Cuando Standard Motor Company le ofreció un asiento como piloto de fábrica, lideró las primeras etapas del Rally RAC de 1956 en Gran Bretaña y terminó tercero en el Rally Tulipán de ese mismo año en los Países Bajos y en 1958, debutó en el Rally de Montecarlo con uno de los varios TR3A inscritos por el equipo. Al año siguiente, sin embargo, cambió de aires y aceptó una oferta del director del equipo Rootes Group, Norman Garrad, con cuyos Sunbeam Rapiers ganó el Circuito de Irlanda en 1960 y 1961 y obtuvo una victoria de categoría en el Rally de los Alpes. Impresionado por los éxitos de Pat Moss en el potente Austin Healey 3000, en 1962 se trasladó a la British Motor Corporation, donde logró acabar segundo en el Rally RAC de ese año con un Healey, pero fue con el pequeño Mini Cooper S de 1.100 cc de BMC, preparado en la fábrica de Abingdon, en Oxfordshire con el que logró su mayor éxito.
Sin duda, tanto el Mini Cooper, como el Mini Cooper S fueron las variantes que más ha contribuido a agrandar la leyenda del Mini, una leyenda que se agrandó aún más cuando en 1964 Paddy Hopkirk y su copiloto Henry Liddon ganaron el mítico Rally de Montecarlo, todo un acontecimiento
Antes de su llegada, los Mini ya habían competido (con un éxito razonable) en los circuitos de rallies del mundo, con nada menos que seis coches de serie compitiendo en el Rally de Montecarlo ya en 1960. El lanzamiento del Cooper en 1961 (fruto de la ya legendaria colaboración entre BMC y Cooper Car Company) dio al Mini más oportunidades que nunca, pero por desgracia, Rauno Aaltonen (conocido como el finlandés volador) sufrió un accidente en la edición de 1962 y su Mini Cooper acabó destruido. En 1963, Paddy Hopkirk participó por primera vez en el Montecarlo con un Mini junto a su compañero de equipo Aaltonen. Hopkirk, no sólo lograría la primera victoria en la categoría de Montecarlo para el Mini, sino que además terminó en un impresionante sexto puesto en la general. En 1964 apareció el Cooper S, cuyo motor de mayor cilindrada (1071 cc) y un aumento de potencia a 70 CV que lo convertía en un serio competidor. En enero de 1964, él y Liddon rechazarontomar la salida desde Glasgow, Atenas, Lisboa, Oslo, París y Frankfurt y se decantaron por salir desde Minsk, entonces en la Unión Soviética. Hopkirk se llevó un lote de medias de nylon que cambió por una gran lata del mejor caviar Beluga con la intención de vendérselo al chef de un importante hotel de Mónaco. Compitiendo con coches más potentes de Ford, Mercedes, Saab y otros, Hopkirk y Liddon sortearon carreteras traicioneras por la nieve y el hielo para conseguir el trofeo, que les entregó la Princesa Grace. El caviar se consumió como parte de las celebraciones de su victoria, a las que también asistió Alec Issigonis, el diseñador del coche. Pero este no sería su único éxito con Mini, pues en 1966 quedaría tercero, detrás de sus compañeros Timo Mäkinnen y Rauno Aaltonen, pero finalmente los organizadores decidieron descalificar a los Mini por usar bombillas no estándar, lo que permitió que el Citroën DS de Pauli Toivonen se llevase la victoria.
En 2010, Paddy Hopkirk fue uno de los cuatro primeros miembros del Salón de la Fama de los Rallies, junto con Timo Mäkinen, Rauno Aaltonen y Erik Carlsson además de ser vicepresidente del British Racing Drivers’ Club y presidente del Historic Rally Car Register
Si el resto de la década de los ’60 es recordada por la acción de Hopkirk con el Mini Cooper, no debemos olvidar sus otras hazañas dentro del Departamento de Competicion de BMC, una lista que incluye competir en Le Mans con un MGB, llevar un Austin-Healey 3000 a los rallies e incluso quedar segundo en la Maratón de Londres a Sydney de 1968 al volante de un Austin 1800 después de que se detuvieran el último día para sacar a sus rivales heridos, Lucien Bianchi y su copiloto Jean-Claude Ogier de un Citroën DS en llamas. Incluso en su “jubilación“, el atractivo de la competición nunca desapareció para Paddy Hopkirk. Después de volver a subir al podio en la Londres-Sídney en 1977 y de ganar el evento del 50º aniversario del RAC repleto de estrellas, volvió a subirse a un Mini Cooper S para la Pirelli Classic Marathon de 1990. Se asoció con Alec Poole para ganar la desafiante prueba de los Alpes en un coche matriculado con el número 6 EMO, una réplica del 8 EMO, el coche de fábrica que condujo hasta el cuarto puesto en el Rally RAC de 1963. Hopkirk conmemoró el 30º aniversario de su famosa victoria en el Rally de Montecarlo participando de nuevo en el rally en 1994 con un Rover Mini Cooper Grupo A con una matrícula casi idéntica a la de su coche de 1964, el L33 EJB. Junto con el veterano copiloto Ron Crellin, Paddy llegó a situarse en la tercera posición de la clase y entre los 50 primeros de la general en algunos momentos de la prueba, pero una rotura de la correa del ventilador les hizo terminar en el puesto 60º.
En 2010, Paddy Hopkirk fue uno de los cuatro primeros miembros del Salón de la Fama de los Rallies, junto con Timo Mäkinen, Rauno Aaltonen y Erik Carlsson además de ser vicepresidente del British Racing Drivers’ Club y presidente del Historic Rally Car Register. Pero Hopkirk no sólo era un buen piloto; también tenía la habilidad de detectar una oportunidad de negocio. Ya en 1956 aparecía en un anuncio de un fabricante de componentes para automóviles de Dublín, avalando uno de sus productos más vendidos. Al año siguiente, Paddy había fundado una empresa con su propio nombre (Paddy Hopkirk Ltd), que inicialmente vendía un sistema de reparación de neumáticos antes de trabajar como especialista de Padiham, Mini Sport, para producir una gama única de piezas y accesorios, además de hacer apariciones en espectáculos para recaudar fondos para la caridad. Desgraciadamente, el pasado 21 de julio, este irlandés del norte de buen humor fallecido a los 89 años.
Si el resto de la década de los ’60 es recordada por la acción de Hopkirk con el Mini Cooper, no debemos olvidar sus otras hazañas dentro del Departamento de Competicion de BMC, una lista que incluye competir en Le Mans con un MGB, llevar un Austin-Healey 3000 a los rallies e incluso quedar segundo en la Maratón de Londres a Sydney de 1968 al volante de un Austin 1800 después de que se detuvieran el último día para sacar a sus rivales heridos, Lucien Bianchi y su copiloto Jean-Claude Ogier de un Citroën DS en llamas