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Editorial octubre 2020

Editorial octubre 2020

  • Últimamente estamos viendo como la F1 está siendo manipulada por Hamilton, que ha logrado imponer su criterio a la FIA, a Mercedes y varios pilotos que le siguen el juego, enfrentándose en declaraciones y en las redes a los que no lo hacen (entre ellos Carlos Sainz)

Desde su fundación en 1894 por Pierre de Coubertin, el Comité Olímpico Internacional se ha encargado no ya sólo de asegurar la celebración periódica de los Juegos Olímpicos, sino también de fomentar la coordinación, la organización y el desarrollo del deporte y de las competiciones deportivas y tal y como dice en el punto 10 de la Carta Olímpica, lo hará oponiéndose a toda utilización abusiva política. Este punto hemos visto como ha sido vulnerado en numerosas ocasiones en los propios Juegos Olímpicos, como fue el saludo del Poder Negro en el podio de los 200 metros de los Juegos Olímpicos de México’68, el secuestro y posterior asesinato de atletas judíos en Munich’72, el boicot americano a los Juegos Olímpicos de Moscú’80 y el posterior boicot soviético a los Juegos Olímpicos de Los Ángles’84.

 

Últimamente estamos viendo como la F1 está siendo manipulada por Hamilton, que ha logrado imponer su criterio a la FIA, a Mercedes y varios pilotos que le siguen el juego, enfrentándose en declaraciones y en las redes a los que no lo hacen (entre ellos Carlos Sainz)

 

El automovilismo, representado y regulado por la FIA, aunque no es deporte olímpico, desde 2011 fue reconocido por parte del COI, pues la FIA comparte firmemente los valores deportivos olímpicos entre ellos, el de contribuir al logro de los objetivos establecidos en la Carta Olímpica, es más, el COI invitó a la FIA a que presentase una Comisión de Atletas para que este reconocimiento fuese permanente (originalmente era por dos años). En cuanto al motociclismo, la FIM que es el órgano que regula de sus competiciones, se convirtió en miembro de la Asociación de Federaciones Deportivas Internacionales Reconocidas por el COI (ARISF) en 1998.

 

El pasado fin de semana, en el GP de Cataluña de Moto GP, a la conclusión de los entrenamientos del sábado de la categoría Moto3, sorprendentemente  los tres primeros clasificados de Moto3, lucían la gorra oficial de Dunlop,  con la banderas independentista catalana

 

¿A qué viene todo esto en una revista dedicada al automovilismo y a su deporte (que obviamente no es olímpico)? Pues muy sencillo: últimamente estamos viendo como la F1 está siendo manipulada por Hamilton, que ha logrado imponer su criterio a la FIA, a Mercedes y varios pilotos que le siguen el juego, enfrentándose en declaraciones y en las redes a los que no lo hacen (entre ellos Carlos Sainz) y que vivió su punto álgido en el podio de Mugello, donde el británico lució una camiseta reivindicativa, a pesar de que la FIA, en el artículo 1.2 de sus estatutos estable: “La FIA debe abstenerse de manifestar discriminación por la raza, el color de la piel, el género, la orientación sexual, el origen étnico o social, el idioma, la religión, la filosofía, opinión política, situación familiar o discapacidad durante sus actividades y de actuar en este aspecto”. Al final, por un vacío legal, Hamilton quedó impune, pero la FIA se dio cuenta de que se le podía ir de las manos y para el siguiente Gran Premio, el de Rusia, anunció un nuevo protocolo para el podio y ruedas de prensa en cuanto a la vestimenta de refiere.

 

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Desde su fundación en 1894 por Pierre de Coubertin, el Comité Olímpico Internacional se ha encargado no ya sólo de asegurar la celebración periódica de los Juegos Olímpicos, sino también de fomentar la coordinación, la organización y el desarrollo del deporte y de las competiciones deportivas y tal y como dice en el punto 10 de la Carta Olímpica, lo hará oponiéndose a toda utilización abusiva política

 

Pero aquí no queda la cosa, el pasado fin de semana, en el GP de Cataluña de Moto GP, a la conclusión de los entrenamientos del sábado de la categoría Moto3, sorprendentemente Tony Arbolino, Raúl Fernández y Gabri Rodrigo, los tres primeros clasificados, lucían la gorra oficial de Dunlop, obligatoria para las entrevistas y para el podio del domingo con la banderas independentista catalana, cosa que no ocurrió ya en Moto2; Dunlop se limitó a decir que había sido un error de impresión ¿de qué quién? ¿Alguien se lo cree? Intencionado o no, el daño al deporte del motor ya estaba hecho, en un deporte controlado por Dorna, empresa española por cierto.

 

¡Ay si Pierre de Coubertin levanta la cabeza!