Hace dos años las dos compañías construyeron una instalación en Hinwil (Suiza), que filtra el CO2 del aire y lo suministra a la industria de fabricación de bebidas, donde se convierte en ácido carbónico. Ahora Audi se ha vuelto a asociar con la empresa suiza Climeworks en la fabricación de una instalación en Islandia destinada a la captura y almacenamiento de CO2 más grande del mundo que filtrará 4.000 toneladas métricas de dióxido de carbono del aire y lo mineralizará para su almacenamiento bajo tierra, eliminando así el dióxido de carbono de la atmósfera.
La instalación filtrará 4.000 toneladas métricas de aire de la atmósfera cada año, de las cuales una cuarta parte se imputará a Audi. Se necesitarían 80.000 árboles para absorber esta cantidad de dióxido de carbono de forma natural
La instalación primero aspira aire y lo introduce en un colector de CO2 que contiene un filtro con un material selectivo que utiliza un absorbente especialmente desarrollado para filtrar el CO2. Cuando este filtro está saturado con CO2, se calienta a 100 grados Celsius utilizando el calor residual de una planta geotérmica cercana, liberando así las moléculas del dióxido de carbono. El agua de la planta energética de Hellisheiði fluye a través de la instalación y transporta el CO2 aproximadamente a una profundidad cercana a los 2.000 metros. Las moléculas de CO2 reaccionan a través de procesos de mineralización natural con la roca basáltica y se convierten en carbonatos durante un período de varios años, almacenando así permanentemente el CO2 bajo tierra, mientras que el agua vuelve al ciclo de la central geotérmica. La instalación operará las 24 horas del día durante los siete días de la semana y filtrará 4.000 toneladas métricas de aire de la atmósfera cada año, de las cuales una cuarta parte se imputará a Audi. Se necesitarían 80.000 árboles para absorber esta cantidad de dióxido de carbono de forma natural.
Portada » Audi y Climeworks almacenan C02 de la atmósfera bajo tierra
Islandia es uno de los lugares de nuestro planeta que ofrece las condiciones ideales para este proceso. Su origen volcánico convierte al país en una de las regiones geotermales más potentes del mundo. La energía geotérmica particularmente alta significa que el calor de la Tierra se puede convertir en electricidad de manera rentable y prácticamente sin emisiones de CO2. Además, el mineral que compone el subsuelo en Islandia tiene la composición ideal para almacenar grandes cantidades de CO2 mediante este proceso.