Con Ambition 2039, Mercedes-Benz quiere ofrecer una flota de coches nuevos neutrales en CO2 en menos de 20 años. La transformación a la movilidad eléctrica, en particular, aumenta la demanda de energía en la cadena de suministro. En comparación con un modelo de combustión convencional, la producción de un vehículo eléctrico es el doble de intensiva en CO2 debido a las baterías de iones de litio, sin embargo, los híbridos enchufables de Mercedes-Benz y los vehículos eléctricos ofrecen una clara ventaja en materia de emisiones de CO2 respecto a los propulsores convencionales, ya que sólo cuando se valora el ciclo de vida completo de los vehículos se obtiene una imagen realista: los vehículos eléctricos pueden compensar una gran parte de las emisiones de CO2 de la cadena de valor ascendente, inicialmente más elevadas, debido a su conducción sin emisiones. Aquí es donde Mercedes-Benz entra en juego y trabaja con la red mundial de proveedores para reducir las emisiones de CO2 en la fase de producción.
Mercedes-Benz se centrará además en los materiales y componentes que son particularmente intensivos en CO2 en su fabricación y procesamiento hasta 2039. Los componentes en los que se pone el punto de mira incluyen celdas de batería, acero y aluminio. Estos componentes representan alrededor del 80 por ciento de las emisiones de CO2 en la cadena de suministro de un vehículo completamente eléctrico. Mercedes-Benz ya ha acordado objetivos claros con dos socios estratégicos para las celdas de batería: CATL (Contemporary Amperex Technology Co., Limited) y Farasis Energy se han comprometido a suministrar celdas de batería producidas a través de electricidad de fuentes renovables como la hidráulica, eólica y solar. Esto reduce la huella de CO2 de una batería en más de un 30 por ciento. El resto de la cadena de suministro se incluirá en el siguiente paso.