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Meredes 500 E la berlina que surgió de un acuerdo con Porsche

Meredes 500 E la berlina que surgió de un acuerdo con Porsche

En 1988, en Untertürkheim (distrito de Stuttgart), Daimler-Benz AG encargó el desarrollo a Porsche AG una berlina de altas prestaciones sobre la base del W 124, equipado con el motor V8 de cinco litros y cuatro válvulas por cilindro del 500 SL. La idea era crear un coche que, a simple vista, pareciera un W 124, pero que al mismo tiempo se convirtiese en un referente entre las berlinas de altas prestaciones. El motivo de este encargo, que recibió la denominación interna “Proyecto 2758” a Porsche AG  era muy sencillo: por un lado, en Mercedes, su propia línea de producción para la serie W 124 en Sindelfingen era demasiado pequeña. La carrocería ensanchada del 500 E, que más tarde pasó a llamarse E 500 con la actualización del modelo, hacía inviable su fabricación en sus instalaciones y modificar la línea de montaje tampoco resultaba una opción viable. Por el otro lado, Porsche, se enfrentaba a una crisis por la disminución de los ingresos del negocio de exportación y a la caída de la producción.

 

El Mercedes-Benz 500 E, como así se llamó, se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1990 y salió a la venta en la primavera de 1991, impresionando al mundo a comienzos de aquella década por la manera en la que combinaba la comodidad de un turismo con las prestaciones de un deportivo

 

 

El Mercedes-Benz 500 E, como así se llamó, se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1990 y salió a la venta en la primavera de 1991

 

La logística estaba perfectamente definida: Mercedes-Benz enviaba componentes de carrocería de Sindelfingen a Zuffenhausen. En la Nave 2, el equipo de Porsche los ensamblaba junto con otras piezas de fabricación interna, como el spoiler delantero. Luego, las carrocerías ya completas volvían a Sindelfingen, donde se pintaban. En la etapa final, los coches se enviaban a Rössle Bau, en Zuffenhausen, donde tenía lugar el montaje final y la instalación del motor. El proceso de producción duraba 18 días y cada unidad del 500 E hacía el viaje de Zuffenhausen a Sindelfingen dos veces.

 

En abril de 1995, tras algo más de cuatro años en producción, se habían entregado 10.479 unidades

 

La idea era crear un coche que, a simple vista, pareciera un W 124, pero que al mismo tiempo se convirtiera en un referente entre las berlinas de altas prestaciones

 

El Mercedes-Benz 500 E, como así se llamó, se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1990 y salió a la venta en la primavera de 1991, impresionando al mundo a comienzos de aquella década por la manera en la que combinaba la comodidad de un turismo con las prestaciones de un deportivo, pues con su motor V8 de 326 CV y 470 Nm asociado a una caja de cambios automática de cuatro velocidades, el 500 E aceleraba de 0 a 100 km/h en sólo 5,9 segundos y alcanzaba una velocidad máxima limitada electrónicamente de 250 km/h. En abril de 1995, tras algo más de cuatro años en producción, se habían entregado 10.479 unidades, todas ellas con cuatro plazas homologadas, porque el diferencial era tan grande que no dejaba espacio para el asiento central de la fila trasera.

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En 1988, en Untertürkheim (distrito de Stuttgart), Daimler-Benz AG encargó el desarrollo a Porsche AG una berlina de altas prestaciones sobre la base del W 124, equipado con el motor V8 de cinco litros y cuatro válvulas por cilindro del 500 SL

 

El Mercedes 500 E sólo tenía cuatro plazas debido al tamaño de su diferencial

 

Para conmemorar el 30º aniversario de este modelo y celebrar su condición de clásico, el Museo Porsche ha recibido a dos miembros del equipo que estuvo involucrado en su desarrollo: Michael Hölscher, Jefe de Desarrollo de Proyectos y Michael Mönig, responsable del departamento de Desarrollo de Prototipos, se sentaron por última vez en el 500 E hace casi tres décadas. “Al observar el coche hoy, resulta casi imposible creer que hace 30 años se pudiera hacer un diseño tan perfecto sin asistencia por ordenador. Tengo un enorme respeto por mis colegas encargados de la parte de carrocería”, dice Hölscher mientras mira al coche como si se tratara de un viejo amigo al que no ha visto en mucho tiempo. “La puesta en marcha del proyecto nos obligó a optimizar la producción en Zuffenhausen y Weissach”, recuerda Hölscher, apoyado en la pared de ladrillo de la antigua Nave 2 de Reutter, en Zuffenhausen, donde se empezaron a fabricar las carrocerías en 1990. Este lugar había estado en desuso hasta ese momento y ofrecía suficiente espacio para la línea de ensamblaje que requería el 500 E.